A TIRO DE PIEDRA: LOS HOMBRES FUERTES DEL GOBERNADOR

La fuerza de una familia, como la fuerza de un ejército,

 se funda en su mutua lealtad

Mario Puzo

Al iniciar la próxima semana, el gobierno quintanarroense de Carlos Joaquín González cumplirá tres meses, y si algo ha quedado claro al mandatario –lo demuestra en sus actos públicos- es que los partidos que lo postularon para alcanzar el cargo fueron sólo la vía, pero su confianza la tiene depositada en pocos hombres y mujeres que no militan en esas instituciones; y lo cierto es que no ha errado, YA QUE las guerras intestinas y los dobles discursos privan al interior de dichos partidos, pues aunque públicamente dicen defender las causas del “joaquinismo”, en lo privado preparan ya lanzas para combatirlo desde el próximo año.

Pedro Pérez Díaz, Luis Torres Llanes y Cristina Torres Gómez, se cuentan entre los pilares políticos y operativos de Carlos Joaquín, con él han compartido su suerte y abandonado en su momento al partido en el cual se formaron, el Revolucionario Institucional (PRI), pero aunque aceptaron la nominación por la coalición UNE, integrada por el Partido Acción Nacional (PAN) y el de la Revolución Democrática (PRD), de ninguna manera significó que se convirtieran en militantes de los mismos (excepto Pérez Díaz, que contendió por el Partido Encuentro Social –PES- por la presidencia municipal de José María Morelos, pero tampoco se afilió)

Carlos Joaquín González ha participado en eventos públicos con los tres aspirantes a la Presidencia de la República por el PAN: Rafael Moreno Valle, Ricardo Anaya Cortés y Margarita Zavala Gómez; pero igualmente ha pedido junto con los gobernadores del PRD “piso parejo” en la competencia interna por la nominación en ese partido, o anunciado junto con el aspirante presidencial y aun jefe de gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera Espinosa programas como “Médico en Tu Casa.” En concreto, entiende la importancia de involucrarse en los actos partidistas nacionales, pero no necesariamente militando en ellos.

Además, queda claro que a panistas y perredistas les ha brindado espacios en su gobierno, pero después de la elección de 2018 la correlación de fuerzas modificará su composición; y es más claro aún que la voluntad del mandatario incide en la reconfiguración de los comités estatales de los partidos, y es justo ahí en donde Joaquín González ha encontrado resistencias locales de los que actualmente detentan el control; pues por una parte Eduardo Martínez Arcila, en el PAN, logró imponer en la siguiente dirigencia a Juan Carlos Pallares Bueno (cuando el apoyado por el gobernador era Mario Rivero Leal –que por acuerdo será sólo secretario general-); y en el PRD Emiliano Ramos Hernández pretende mantener el control partidista, evitando así que Julián Ricalde Magaña –secretario de Desarrollo Social estatal- gane espacios internos. Pero el gobernador ha aguantado, sabe que los utilizará en 2018 para mandar a sus candidatos, de ahí las resistencias.

Ahora bien, el proceso electoral federal en México inicia formalmente en septiembre de 2017, es decir en poco menos de 10 meses, y las dirigencias estatales partidistas se renuevan antes que concluya 2016, así que la lucha interna está intensa, pero públicamente se sostiene aún el discurso de apoyo al joaquinismo;  y aunque desde el Congreso de Quintana Roo se apoyan las iniciativas gubernamentales de creación de impuestos e incremento de cobros a la ciudadanía, ningún actor político en el Legislativo sale a defenderlas y el golpeteo es directo al mandatario; porque en teoría, Eduardo Martínez Arcila, diputado presidente de la Gran Comisión; y Emiliano Ramos Hernández, también legislador y presidente de la Comisión de Hacienda, tendrían mucho por explicar a los ciudadanos ¿o no? Aunque la responsabilidad la comparten los otros 23 diputados estatales.

Los partidos y sus dirigentes se mueven por sus intereses, no los del gobierno o los ciudadanos, baste ver la intensa campaña en Yucatán de los diputados panistas en contra del reemplacamiento vehicular, mientras en Quintana Roo lo apoyan decidida, pero calladamente; resulta que en el vecino estado gobierna el PRI, y Carlos Joaquín llegó al poder vía el panismo-perredismo. Dobles discursos y guerras intestinas, los partidos no son confiables y lo sabe el mandatario, por eso hasta ahora sólo “juega” con ellos, y confía en los hombres y mujeres que caminaron con él, ojalá que no le fallen; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra.

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