NO, AL INCINERADOR DE BASURA EN LA CDMX
Por Aída Espinosa
Los incineradores de basura lejos de crear beneficios económicos, ambientales o de salud para los contribuyentes de las ciudades, son generadores de grandes costos sociales. Por años lo han denunciado las organizaciones ambientales y vecinos de las zonas afectadas. En la Ciudad de México, ante la inminente construcción de la nueva planta termovalorizadora de residuos orgánicos, que anunció Miguel Ángel Mancera, esta polémica se vuelve a reavivar.
De acuerdo con el secretario de obras del CDMX, Édgar Tungüí, el incinerador será colocado en donde operó el relleno sanitario del Bordo Poniente. También los vecinos de Tláhuac han manifestado una y otra vez su rotundo rechazo a esta decisión gubernamental, por tratarse de un gran riesgo ambiental y de salud para los vecinos.
Cuando funcionaba el Bordo Poniente, el basurero más grande de Latinoamérica, se recibían alrededor de 12 mil toneladas de basura al día. Ahora, informaron las autoridades capitalinas, este termovalorizador, quemarán de 4 mil 500 a 6 mil toneladas de basura al día generando, energía para el funcionamiento del metro de la Línea 12.
Durante décadas, las organizaciones ambientales como GAIA (Alianza Global para alternativas a la Incineración) han alertado y documentado sobre la grave amenaza que han significado los incineradores tanto en lo económico como en lo ecológico y para la salud humana. Por ello, los gobiernos no hablan de incinerar sino de “tratamiento térmico de residuos” como fuente renovable para producir energía. Una termovalorizadora incinera a altas temperaturas los desechos sólidos, estos generan calor que a su vez convierten agua en vapor y posteriormente en electricidad.
En el reporte Incineración de residuos: una tecnología muriendo de GAIA, se define incinerador como “cualquier máquina o dispositivo construido o utilizado con el propósito de quemar basura.” Los incineradores son frecuentemente promocionados como productores de energía, ya que pueden generar electricidad. Sin embargo, la creación de energía a partir de la quema de basura, también es ficción.
Derroche de recursos
De acuerdo con GAIA, los incineradores más que generar energía, la derrochan. “Al quemar materiales que pueden ser reutilizados, reciclados o compostados, los incineradores destruyen el potencial de ahorro de energía que se lograría si se diera un mejor uso a estos materiales”. Extraer y procesar materiales vírgenes y convertirlos en nuevos productos consume mucha más energía – y causa más daños ambientales – que la que consumiría reusar, o fabricar a partir de materiales reciclados.”
Por otro lado las plantas incineradoras captan los fondos de las localidades y generan muchos menos puestos de trabajo que los programas de Basura Cero. Estas tecnologías sólo logran crear sólo un puesto de trabajo por cada 10 que generan las plantas de reciclaje, afirma la organización.
Por décadas se ha documentado el cierre de plantas de incineración en Estados Unidos y Europa. En Japón es una tecnología experimentada por décadas y sus consecuencias negativas están documentadas: en Tokorozawa, por ejempo, hubo alrededor de 50 incineradores que quemaban entre 500 y 1.500 toneladas diarias de basura. Los residentes se vieron obligados a utilizar mascarillas para protegerse de las dioxinas y demandar debido al aumento de casos de pólipos uterinos, afecciones a la piel y asma, entre las personas que viven cerca de los incineradores (IPS, noticias 8 junio 1998).
Ahora Japón es un país donde predominan las plantas de reciclaje y la cultura de la separación de basura se inculca desde la infancia. El reciclaje es un estilo de vida, un deber ciudadano. En la isla de Kamikatsu, que recicla el 90% de los residuos que genera, desde 2011, se renunció a las subvenciones estatales para levantar dos nuevas plantas incineradoras. Tres pueblos cercanos han copiado esta iniciativa y han decidido seguir su ejemplo.
Varias ciudades en el mundo están encadenadas a contratos saqueadores con empresas incineradoras. Ahora, el negocio avanza hacia Latinoamérica, por eso, lo primero es no mencionar la palabra incinerador.
Impacto ambiental y de salud
En materia ambiental GAIA alerta que “los incineradores producen una serie de emisiones tóxicas al aire, el agua y el suelo, que son fuentes importantes de una gama de potentes contaminantes. Muchos de estos tóxicos entran en los alimentos y se concentran en toda la cadena alimentaria”.
Los incineradores, además de producir emisiones que dañan al aire y al agua, producen cenizas tóxicas, que luego deben ser depositadas en rellenos de seguridad. Los incineradores emiten de forma directa cantidades significativas de gases de efecto invernadero, que contribuyen al cambio climático global.
No sólo es el daño al medio ambiente, alerta GAIA. Existen ejemplos de material tóxico que se desprende en el proceso de incineración, como dióxido de azufre, monóxido de carbono, mercurio, dióxido de carbono, sustancias que son dañinas para la salud humana, aún en bajas cantidades. En casos extremos están las más tóxicas como “las dioxinas que producen cáncer, malformaciones congénitas, daños en el sistema inmunológico, desórdenes en el comportamiento”.
Quienes defienden la construcción de incineradores advierten que los gases generados por la quema de los residuos pueden ser tratados para evitar contaminación a la atmósfera, pero ¿qué pasará si no se cuenta con los filtros adecuados?, ¿qué sucederá con la emisión de cenizas y los gases tóxicos que se generen? ¿Las autoridades se harán responsables de las afectaciones? ¿Se podrá resarcir el mal causado?
Sabemos que el problema de la basura es tremendo, y no es de ahora, sino de muchos años atrás, pero no se había hecho nada al respecto, siempre hay intereses económicos y políticos, que están en juego, para nadie es un secreto que la basura es un gran negocio. Sin embargo, si volteamos a ver otras alternativas como las recomendadas por las organizaciones ambientales, entre ellas, las plantas de reciclaje y la reutilización de residuos. Menos consumo, menos basura. Tal vez estemos a tiempo de parar un inaplazable colapso.
Los incineradores violan leyes ambientales, entre los más importantes, el Convenio de Estocolmo sobre contaminantes orgánicos persistentes, firmado por el gobierno mexicano desde el 2001. Actualmente existen cientos de propuestas para construir incineradores en África, Asia y América Latina.
CASOS DE ÉXITO
En San Francisco California la Ley AB939 (1989) estableció que todas los condados y ciudades del estado implementaran planes que lograran para 1995 desviar de rellenos sanitarios o incineradores el 25% de los residuos sólidos, y para el año 2000 el 50%. Las estrategias fueron muy claras: el reciclaje y el compostaje.
La ciudad logró pasar de una tasa de desvío de 35% en 1990 a más del 50% en el año 2003. A raíz de este éxito la ciudad y el condado de San Francisco se propusieron llegar al 2010 con un desvío del 75% de sus residuos y para el año 2020 llegar a la meta de basura cero (el 100%).
En San Francisco y otros países las personas que más reciclan poseen beneficios. En Nueva Zelanda cientos de comunidades han adoptado modelos de Basura Cero y el reciclaje es una prioridad.
Por otro lado, en Capannori, Italia han empezado un proyecto de Basura Cero para el 2020. Se trata de un plan que tiene como objetivo de modificar conductas y estilos de vida, fundada en una nueva cultura de la participación responsable de la ciudadanía.
Estos ejemplos nos llevan a reafirmar que los incineradores no son necesarios mientras haya una fuerte conciencia ciudadana que nos obligue a utilizar menos recursos, gastar menos energía para reducir las emisiones a la atmósfera y por supuesto generar menos residuos.
RECUADRO
La CDMX produce 12 mil 893 toneladas de basura al día
1.46 kilogramos de basura por habitante
El servicio de recolección de residuos atiende mil 773 rutas
Colonias de la ciudad con el servicio: 1, 868
Delegaciones que generan más toneladas de basura al día:
Cuauhtémoc 1,293 y Gustavo A. Madero: 1,704
Fuente: INEGI 2015
En Kamikatsu, Japón, con el dinero recaudado del reciclaje de residuos, el municipio da subsidios para la compra de material, para hacer composta, billetes de lotería o bonos para compra de comida.