ATIRODEPIEDRA: 2017, EL ÚLTIMO CLAVO DEL PRI
La derrota tiene algo positivo: nunca es definitiva.
En cambio, la victoria tiene algo negativo: jamás es definitiva.
José Saramago
Tres de las cuatro entidades en que habrá elecciones en 2017 son gobernadas por el Partido Revolucionario Institucional, justo en las que se renovarán las gubernaturas, y los resultados que desde ahora se advierten para ese instituto político no son nada favorables, no sólo por la creciente y marcada desaprobación del gobierno federal de Enrique Peña Nieto, sino por lo desastroso de las administraciones estatales, que consolidarán la debacle electoral iniciada desde 2016 para el tricolor.
Pensar las elecciones estatales como “laboratorios” en los que pueden perfilarse los resultados de elecciones federales no es una visión adecuada cuando el electorado no se comporta de manera homogénea, a menos que algunos fenómenos sean constantes, como la desaprobación de las autoridades en funciones, y eso es justamente lo que ha ocurrido entre el año anterior y el actual, pues aunque el PRI mantuvo mayoría legislativa en la elección federal de 2015, justo después de los comicios de ese año se han sucedido una serie de desafortunados eventos que han agraviado a la mayoría de los mexicanos, como son los nulos beneficios de las llamadas reformas estructurales.
La impopularidad presidencial no es casual sino causal y se ha incrementado a partir de los “gasolinazos” y aumentos constantes a la electricidad y diferentes gravámenes como el Impuesto al Valor Agregado (IVA), lo que llevó al PRI a perder 9 de 13 elecciones en 2016 y para 2017 sigue esa misma tendencia en entidades como Coahuila, Nayarit y Estado de México, en donde se renovarán las gubernaturas, además de los 212 ayuntamientos del estado de Veracruz. Por ello es que, aunque no son propiamente un “laboratorio” de lo que ocurrirá en las elecciones presidenciales de 2018, las de este año son sólo la víspera de la debacle que sufrirá el tricolor.
Además, si consideramos que el Estado de México es la entidad con mayor cantidad de electores y Veracruz la tercera; y que de la primera es originario el presidente Peña Nieto –en donde además ya comenzaron a aflorar los desfalcos, 3 mil millones se le “perdieron” a Eruviel Ávila, por lo pronto-; y que en tierras jarochas acaba de terminar la peor gestión gubernamental en su historia, la de Javier Duarte de Ochoa –cuando era casi impensable que hubiera una peor, luego del gobierno de Fidel Herrera-; pues las tendencias son muy malas.
Por último, sumado a la impopularidad presidencial está la imposición como candidato tricolor en el Estado de México de Alfredo del Mazo Maza, hijo y nieto de ex gobernadores, miembro del Grupo Atlacomulco y primo de Enrique Peña Nieto. Las condiciones están dadas, 2017 será el “último clavo” del PRI, y este saldrá de Los Pinos en 2018, así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.