Los padres e hijos, los mejores aliados y peores enemigos
«Tus hijos no son tus hijos, son hijos de la vida»
Khalil Gibran
No hay época, estación del año, contexto o tiempo que determine el amor de los padres hacia los hijos. En cualquier siglo el cariño de un padre y madre es excesivamente entregado, devoto, ilimitado, desdichado, profundo y no siempre recíproco.
Es justo analizar el lazo estrecho que existe entre ambos. Por un lado, los padres procrearon a un ser, lo que engendraron es producto de ellos, es parte de su carne y es lo que genera ese apego. Cuando nacen los hijos buscan y desean estar con sus creadores, pero conforme avanza el tiempo la situación va cambiando y pretenden despegarse un poco de ese núcleo familiar.
A los padres les cuesta, en cambio los hijos se desprenden más fácil, (aparentemente), ya que ansían desesperadamente que los ojos vigilantes desaparezcan, pues odian ser custodiados y mandados, por eso en repetidas ocasiones desean alejarse del entorno familiar.
Pero ahí va la cara de la otra moneda, los hijos pretenden dejar intacto el lado bueno de sus padres, la idea es que sigan siendo consentidos y amados por ellos como siempre.
¿Sabías que…? Uno de los amores más injustos en esta vida es el de los padres e hijos, la reciprocidad es importante, ¡Sí!, Pero a veces se encuentra en segundo plano, ya que sino se entrega nada a cambio lo aceptan.
Cabe mencionar que hay ciertos casos dónde los padres son los egoístas, y dan muy mala vida a sus pequeños. Pero, en la mayoría el amor de padre/ madre se vuelve incondicional, e incluso ciego.
La ley natural de la vida, de acuerdo a lo establecido, es que los hijos vean morir a sus padres, pero cuando sucede lo contrario, que los más jóvenes parten de este mundo, entonces tiene tintes de volverse una tragedia. Si de por sí, perder a familiares o seres queridos, es complicado, cuando se ausenta primero el hijo no tiene palabras, de hecho si nos ponemos ver ni siquiera tiene asignada una etiqueta así como los hijos cuando mueren sus progenitores son huérfanos, los esposos se les llama viudos ¿y a los padres que se quedan sin sus hijos? ¡Es complicado!
Hay muchas historias entre padres e hijos en las que se vuelve patológica la relación, según el psicoterapeuta José Luis Cano Gil, el vínculo patológico parece, en fin, una tiranía sadomasoquista ejercida por un verdugo sobre una víctima. El entorno en que se desarrollan los hijos es muy influenciable para su comportamiento futuro, es por ello que es muy importante lo que se les va a enseñar, tolerar, consentir, disentir y cómo se les profesa amor. Por ejemplo, sería importante analizar como en el libro de Los Hermanos Karamazov de Fedor Dostoyevski, uno de los hermanos decide matar al padre. O bien cómo a partir de las famosas obras de Electra y Edipo, se originaron el complejo de Electra y Edipo. En el primero se genera una gran atracción afectiva de la hija hacia la figura de su padre, y en el segundo el hijo un deseo inconsciente de mantener una relación sexual con la madre y de eliminar al padre del mismo sexo (parricidio). Este último concepto lo analiza Sigmund Freud, padre del psicoanálisis.
No obstante, hoy en día todos estos elementos y situaciones siguen latentes, pero combinados y aumentados, con la gran era digital, las nuevas generaciones de niños y adolescentes, se prevé un futuro incierto y difícil para los hijos y los nuevos padres, los cuales no se sabe si seguirán la misma línea de siempre, en la que se entrega amor incondicional al hijo y pueden dar hasta la vida por él o ella, o si habrá un cambio negativo en la que los modernos progenitores serán más egoístas y su hijo ya no estará primero. ¡Ya se verá! ¡Por lo mientras, se pretende seguir con la lucha de ideales y cada quien con sus convicciones!