El elixir o el sinsabor de la vida

¿Cuántas veces el humano no ha sentido que su existir se derrumba? ¿Cuántas veces las personas han querido atentar contra sí mismas porqué hay una carencia de fulgor en su trayectoria, o un apagamiento en su entorno? ¿Problemas existenciales?

¡Todos y quizá nadie sabe la magnitud del existencialismo! Todas las clases sociales y géneros humanos han sido apabullados alguna vez por este sentimiento de derrota, impotencia ante los fenómenos naturales y ante su propia naturaleza,  la consciencia de que si se desaparece sólo sería un ser menos y posiblemente no haría falta, o al fin y al cabo será sustituido, pero a la vez antes de marcharse, se podría convertir en un ser que suma y aporta.

En conjunto, si la gente decidiera interrumpir sus latidos y pulsaciones el mundo acabaría y no habría más existencia humana. Sino es la mayoría, entonces aquellos que se van, pueden descansar en paz para darle paso a aquellos que están a punto de conocer el planeta y darle oportunidad de elegir si se quedan o no. Sin embargo, hay seres que se van sin notoriedad, y pudieron haber aportado muchísimo, más de lo que ellos mismos creían.

¿Qué es el existencialismo?

De acuerdo al Diccionario Ilustrado de Cultura Esencial, lo define como: Movimiento del Siglo XX, que abarcó la filosofía, teología y literatura. Surgió como una respuesta contras las filosofías que ven al hombre como un punto de la evolución de lo absoluto; busca un rescate del hombre individual, llamándolo existencia. Considera que las personas son plenamente libres, y por lo tanto, responsables de sus actos. Junto con esa responsabilidad llegan a la angustia y el temor como experiencia de lo infinito o la nada.

Jean Paul Sartre, escrito, pensador y filósofo existencialista resumió su punto de vista “La existencia precede a la esencia”, se nace sin naturaleza fija.

Existencia y la chispa o “Nausea” del tiempo presente

En una década que ha estado plasmada de invenciones, entretenimientos de todo tipo, en una época en el que se vive con rapidez y al límite del reloj  ¿Qué es lo que afecta? ¡Ya no debería sobrar tiempo para pensar o deprimirse! Llega el momento, en el que el sujeto, en un día aparentemente común y corriente, observa a su alrededor y se pregunta: ¿Qué hago aquí? ¿Qué es esta tarea que repito cotidianamente? ¿Es lo que verdaderamente quiero?

Luego,  el individuo observa a las personas con las que vive, los quiere en demasía y lo hace por ellos, o tal vez no tanto, no sabe bien porqué, trata de buscar algo que prenda el motor de todos sus días, pretende encontrar una luciérnaga o un unicornio, pero sólo halla vacío.

La “Nausea”, título de la obra de Jean Paul Sartre describe perfectamente esta sensación, es el instante en el que se comprende el imperialismo, lo mundano, la injusticia, denigración y soledad de la realidad. En días actuales, el hombre busca un hombro, un robot, una sustancia o distracción que alivie la aspereza de su sentir y la pesadez de su vida.

Alcoholes, cigarrillos, drogas, sexo, televisión, cine, comidas, fiestas, juegos salvajes, viajes, los mismos libros son ejemplos de placeres que permiten apaciguar a la existencia humana. La enumeración de cosas es muy larga, y se podría hacer la división de lo positivo y negativo.

Pero hay que tener  cuidado porque dichos “pasatiempos”  también se marchitan, consumen al propio ser, sino se les orienta correctamente, se vuelven destructivos, vanos, y al final retorna el sinsabor y amargura de la cronología humana. El recordatorio se torna más potente.

Famosos en derrota

Cantantes y actores como Amy Winehouse, Jim Morrison, Elvis Presley, Marilyn Monroe o Robbie Williams se han suicidado por diversas razones. La celebridad no lo es todo; a pesar, de ser reconocidos en el mundo hollywoodense o como estrellas famosas no es suficiente, se dejaron arrastrar por vicios o frustraciones y eligieron dejar de respirar para no seguir padeciendo la congoja que sufrían.

Ante dichos actos, la audiencia se ha sorprendido exclamando: ¿Por qué se suicidó (el actor, cantante, etc. si lo tenía todo? La respuesta es sencilla, no lo tenía todo, aparentemente la fama y el dinero podrían traer una vida jugosa y sin complicaciones, pero la condición humana es inconforme por naturaleza, siempre buscará “algo” más. Cuando lo haya encontrado y descubra ese “algo” como feliz, puro y devoto puede que se desborde de éxtasis.

El problema es que si lo pierde ya no podrá volver al estado inicial, la crisis regirá su espíritu, deseando que retorne aquello que ya no le pertenece. Sino lo recupera es cuando el sujeto empieza a visualizar la vida sin sentido, ocasionando la muerte o bien, la etapa de resiliencia.

Los altibajos son como un cubo rubik, no siempre los colores y filas están en el lugar que les corresponde, pero lo que le da sentido a la herramienta es armarlo con cuidado, hasta encontrar la fórmula. Hay quienes nunca la encuentran y hay otros, ingeniosos, que la hallan una y otra vez, de distintas maneras. Es lo mismo que pasa con la vida.

Lee más puntos de vista:

El deseo desbordante

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *