La ponzoña del amor o del enamoramiento
Por Brenda Trujillo
Las alas de Cupido
“El flechazo del amor”, “La magia de dos enamorados”, “Ellos vivieron felices para siempre, después de superar todos los obstáculos”, “Él o ella es mi amor platónico”. Estas son algunas de las frases típicas que se gesticulan en las películas denominadas románticas, animadas para niños o telenovelas. Son escenarios comunes y conocidos por la mayor parte de la población; pero realmente ¿A qué se le llama enamorarse profundamente o sentir que la locura y el éxtasis palpita en los más recóndito del corazón?
El corazón no siente amor, es una representación simbólica para definir las múltiples sensaciones del enamoramiento.
¿Amor?
Incluso escribir la palabra se denota muy trillado y torturante. ¿Por qué? Porqué es un sentimiento tan natural, desbordado, entusiasta, suicida, alentador y muy común. Sin embargo, dentro de lo común el sentimiento se torna paradisíaco, quimérico, extraordinario y todos aquellos calificativos que engloben grandeza.
La sinceridad es primordial en este ámbito para que pueda prosperar este concepto tan subjetivo y necesario. Pero, el más temible cariño es el romántico y el de pareja. Hay miles de relaciones de todo tipo pero ¿Cuántas de ellas verdaderamente se profesan este sentimiento y cumplen las expectativas de ambos?
La gente suele confundir la fuerza y el acecho de amor con su antónimo: desamor. El primero implica entrega total hacia la otra persona, bienestar cuando el otro permanece contigo, gusto por compartir, conocer más a fondo al otro, deseo por poseer su cuerpo, compresión por su pensamiento o ideología, idealización por algunas de sus virtudes y disminución de sus defectos. Esa persona es terriblemente especial, debido a que surge la caracterización única, entre los millones de habitantes se elige a aquella para procurarla, admirarla y quererla de diversas formas como camarada, amante o esposa.
Se despoja de cualquier sensación de rechazo, odio o repugnancia, se tiene la confianza para tocar, irrumpir en territorio físico sin reservas o consideraciones que son implementadas para cualquier individuo. Esto no significa que no se tenga higiene o respeto por el otro, pero el enamoramiento/ amor es muy permisivo.
“Si eres capaz de ver al otro en situaciones íntimas o desagradables (realizando sus necesidades básicas, en estado de enfermedad, suciedad o desnudez) y no causa repulsión, definitivamente se ama a ese sujeto.
“Si lo imaginas en el trono y aun así lo adoras, entonces ya se cruzó la frontera de la verdad pasional”.
Es por ello que en esta condición humana casi todo se soporta y se acepta. Pero, de pronto, se asoma la controversia.
También deben existir reglas y parámetros que limiten a nuestra definición. Como se toleran muchos escenarios a veces uno se excede, y nace el aprovechamiento, descontento y querellas que en ocasiones producen una ruptura, o bien; la falta de correspondencia. Es decir, uno puede estar más desesperado por la ilusión de su corazón que el otro, es difícil lograr la balanza o equilibrio de estos lares.
En aquel instante en que el sentimiento fortuito que rompe fronteras es quebrantado, es cuando empieza a adoptar tintes de antagonismo; se convierte en desamor.
El sentimiento va a permanecer, pero empezarán a crearse mucho líos, disyuntivas y cambios en torno a él. Las razones serán interminables, ya que pueden darse: infidelidades, falta de reciprocidad, factores externos como la diferencia de clases sociales, económicas, políticas, ideológicas o religiosos, incluso puede ser muy sencillo y pequeño el motivo, pero la tromba de la desunión o desilusión puede ser de la misma magnitud, sin importar el detonante de la separación.
La devaluación del amor/ enamoramiento
Las historias nunca expiran, de hecho se renuevan y se modernizan. “Romeo y Julieta” del dramaturgo William Shakespeare, siendo una obra teatral de versos sublimes, más tarde se da a conocer, a través de la cinematografía. Desde el cineasta Franco Zeffirelli, quién produjo la película en el año de 1968, representando a Romeo Montesco el actor Leonard Whiting y a Julieta Capuleto la actriz Olivia Hussey. Hasta la versión más actual en la que participan los actores: Leonardo DiCrapio (Romeo) y Claire Danes (Julieta) con la dirección australiana de Baz Luhrmann. Hay que admitir que las formas y contenidos en ocasiones pueden ser rebajados o pierden el toque original en ciertas interpretaciones.
Los nativos de las redes sociales y del internet expresan su “amor” por medio de imágenes, vídeos o estados. Es válido. Sin embargo, la mayor parte lo adorna, cuando se comparten públicamente los mejores momentos con la pareja en exceso, surge la duda acerca de la veracidad y profundidad del sentimiento, ya que posteriormente pueden acabarse esas relaciones.
Independientemente de estas situaciones y sectores, el toque romántico y las repercusiones a largo plazo no se han acabado. Ninguna persona está exenta de enamorarse, pero unas pueden ser más propensas que otras, por características psicológicas o tipos de personalidades.
Así que el riesgo siempre va a existir, la decisión es individual, si uno se atreve a aventurarse a las mareas rojas y sumergirse, de tal modo que si sabe nadar podrá sobrevivir después del naufragio o podrá mantener las respiraciones adecuadas para sobrevivir en el océano. Es decir que, el amante puede sucumbir en el intento, cerrar su corazón y futuras posibilidades de reivindicar su sendero amoroso, en caso de que haya fracasado. También puede elegir abandonar el ahora, y adentrarse en el sueño eterno. O bien, resalta la bravura y se dispone a afrontar la adversidad del huracán, llevando a cabo las consideraciones pertinentes.
La abstracción del concepto
¡NO hay más! Es lo que hace girar al mundo, pero ¿Valdrá la pena?…
Algunos dudan de la existencia del significado del concepto, es decir se ha formado un ideal de lo que se denomina amor, pero permanece allí como utopía. La teoría existe, pero es complicado dimensionarlo a la práctica. Utopía define “lo que no existe”, pero es grandioso.
Pero no todos comparten dicho pensamiento. Hay quienes tienen la convicción de su existencia, interiorizan su sentir, a través de argumentos filosóficos, artísticos y naturales. Quizá no existe completamente, pero se hace un intento de utopía.
La adaptación para la capacidad de amar y querer, depende de cada individuo. Surgen otras cuestiones, la psicología decía que hay saber la diferencia entre apego y amor, ya que hay una delgada línea. El primero no desea alejarse de la otra persona, aunque sea lo más beneficioso para ambos, el amor permite ser libre al otro, a pesar de que no permanezcan juntos.
No obstante, se pone en duda este planteamiento, pues ¿Realmente se puede estar lejos de la persona a la que amas? Por otro lado, el escritor Jorge Luis Borges comparte la diferencia entre amistad y amor. En la primera, puede haber ausencia durante largo tiempo de la otra persona, pero fidelidad y resguardo del sentimiento afectivo, siempre se apoyarán; no es totalmente necesario que se encuentren en físico o convivan constantemente. En cambio, en el segundo, sí es requerida la continuidad de la afectuosidad, espiritualidad y carnalidad. Es como un alimento, debe ser nutrido al menos tres veces al día.
La humanidad no está 100% preparada para inmiscuirse en la utopía del amor, pero tampoco puede vivir sin esta definición, aun así, se alienta a sentir, y no a evadir.