El dormir entre necesidad e ilusión
Por Brenda Trujillo
Es el pan de cada día. Es el momento ideal para reconfortar al cuerpo y descansar de los pensamientos y realidad. Es la ausencia de consciencia en un estado salubre. Todos los seres vivos lo necesitan, pero no en la misma medida. El promedio recomendable para dormir, según expertos, es de 6 a 8 horas por día para tener un descanso adecuado.
Sin embargo, hay personas que requieren dormir más tiempo, no le es suficiente el promedio acordado. Su cuerpo lo solicita.
Narcolepsia es aquel término para referirse a aquellos que no controlan su dormir, pueden hacerlo en cualquier lugar o situación (trabajo, casa, autobús, manejando, caminando, comiendo, viendo televisión, en una reunión, teniendo sexo y en cualquier espacio o circunstancia imprevista). Estos usuarios del sueño corren peligro, ya que podrían producir un choque, un accidente automovilístico o personal.
En el transporte público se visualiza que por lo menos el 50% de las personas cabecea, se debate entre la observación de su punto de partida y meta y el deseo de cerrar los ojos en el trayecto para poder descansarlos, hasta que se empieza a quedar adormilado.
En ocasiones, por automático la persona despierta en el instante justo para bajar. El problema raya cuando el pasajero pierde la pista; de pronto, se encuentra perdido y su parada ya está más lejana de lo esperado. Ese podrá ser el escenario menos grave, en el que tenga que volver a reencontrar su meta. No obstante, en este lapso de inconsciencia pueden surgir robos, violaciones, abuso contra el ser indefenso. Ante la falta de alerta resalta la conveniencia de los delincuentes y criminales para aprovecharse la situación.
Causas y repercusiones del ahora en el dormir
Los movimientos suelen arrullar, no sólo a los bebés, sino a las personas en general. Por ejemplo, cuando se viaja de un estado o país a otro, es válido dormir, debido a la duración del recorrido. De hecho, se sugiere para evitar el tedio. Hay casos en los que cunde el pánico porque se abordará un avión, o en carreteras con muchas curvas el viajero puede marearse o reportar una alteración en su organismo.
Por otro lado, por sí solos, los pasajeros conforme avanza el vehículo o transporte (terrestre, submarino o aéreo) se ponen somnolientos. Está comprobado que el desplazamiento y la oscilación relaja al cuerpo, provoca cierta quietud y se exige dormir.
Existen pastillas o sustancias para inducir el sueño, pues también ocurre el factor contrario: aquellos que no logran conciliar el dormir con facilidad, ante cualquier ruido externo, crujido o ronquido del otro se asustan. Están cansados, pero padecen de insomnio por las noches.
Debido a que no se logra reposar apropiadamente durante las horas marcadas, entonces en el día no se posee la energía y rendimiento total para las actividades que se están realizando; por consecuencia, se empieza a dormitar en el retrete, frente a la computadora, la comida u otra circunstancia que pueda indicar un alivio, a lo largo de la jornada matutina y vespertina.
En el trajín cotidiano, entre tantos avisos, notificaciones, trabajo escolar, profesional y distracciones electrónicas conlleva al estrés, y a un reposo desordenado. El dormir por ratos puede causar mal humor o hábito, falta de concentración, pérdida de la noción o del tiempo, confundir la realidad con el sueño. Una siesta sí es satisfactoria, y puede ser una o dos por día, pero es diferente cuando se convierte en costumbre estarse despertando y volver a dormirse más de tres veces.
Se aconseja:
1.- Conocer con cuantas horas de dormir se adquiere una buena actitud y productividad por día.
2.- Estructurar un horario (escrito o memorístico) para dividir las tareas y necesidades durante una semana, mes, etc.
3.- Si se está durmiendo en un lugar inapropiado, se puede portar un dulce o aperitivo para consumir, tomar un trago de agua fría, provocarse dolor como un pellizco o mordida propia o que domine un pensamiento para omitir el dormir.
El dormir como escape
“Dormir para no pensar”. Alguna vez ha cruzado por la mente de todos los humanos. Después de un día fatigado, triste o desesperante el consuelo pasajero puede ser dormir. Hay ocasiones en que se desearía desaparecer de la faz de la tierra, pero no es posible, más bien eso tendría tintes suicidas. La imaginación lo ha concebido como una opción, siempre existirá esa posibilidad, no es viable, sólo en casos excepcionales.
El humano también ama la vida, pero quisiera alejarse de la realidad un rato, por la monotonía, frustración o inconformidad del día. Es uno de los objetivos del dormir.
“El día y la noche” verdaderamente no importa la hora del día, pues se puede dormir en el transcurso de las 24 horas. Lo importante es que cada quien se adapte, de acuerdo a su ritmo, equilibrio y necesidades. Hay horarios laborales nocturnos que requieren energía, y descanso en la mañana.
Sueños y pesadillas
Este estado inconsciente puede significar adentrarse en escenarios fantasiosos, o la combinación de un suceso que haya pasado con detalles irreales, o aquello que sí se puede materializar.
El dormir está unido al subconsciente, ya que revela deseos ocultos e inconfesables. Sigmund Freud en su teoría de la interpretación de los sueños, asegura que los deseos reprimidos se manifiestan en el sueño, porque pueden ser negativos, masoquistas o que generan un mal, pero se manifiestan de una forma distorsionada, debido a que no son aceptados por el soñador.
En horóscopos o predicciones dicen leer los sueños, de manera oficial y supersticiosa tienen un significado ciertos escenarios y situaciones. Sin embargo, el nivel de credibilidad puede ser dudoso.
El dormir es necesario y misterioso, es una herramienta para descubrirse a uno mismo y no sólo para descansar.