La ansiedad por el ritmo de vida moderna

Por Brenda Trujillo

El devenir del movimiento urbano

Cada día, en todos los estados de la República Mexicana, el estrés aumenta; el tiempo nunca es suficiente para realizar las actividades programadas, la gente corre para llegar puntual a la escuela, trabajo o cita, el tráfico es un desorden, las filas son enormes y los conductores pitan como desesperados al coche de enfrente para poder pasar. Los pasajeros del transporte público sólo miran continuamente su reloj, maldicen en voz baja la lentitud de los semáforos, pero son impotentes porque tienen que aguardar para que avance la multitud de vehículos. Otros corren por el asfalto o banquetas y son atropellados.

Cuando el sol ya se va a ocultar, los individuos, exhaustos y deseosos de alimentarse, regresan a sus hogares fijos para reposar y volver al mismo trajín al día siguiente. Estos escenarios pueden producir ansiedad por la rutina, las múltiples labores, la presión por conseguir dinero para cubrir las necesidades básicas o también lo superfluo o vicioso.  También este sentimiento puede ser  generado por aquel anhelo aún no logrado o por estar con una persona, con la cual se posea un lazo muy estrecho o afectuoso.

¿Qué es la ansiedad?

Se le denomina a todo lo que provoca inquietud y desasosiego, los síntomas son físicos o psicológicos.

Hay muchos tipos de ansiedad, y existen una gama de razones. Pero,  en días presentes, la ansiedad se transforma porque rebasa las expectativas de los trabajadores, estudiantes y de los desempleados. Unos no alcanzan a cubrir o soportar la lista de tareas a realizar o la exigencia que conlleva un puesto o función de trabajo. Por otro lado, están los que sufren de ansiedad porque necesitan ocuparse y no la hallan, por consiguiente, les dan ataques de ansiedad o depresión. El alma humana nunca está conforme.

Sintomatología

Se manifiesta una desazón por todo el cuerpo, en el momento en que, esta alteración se extiende por todas las extremidades, es posible que se note a través de una sudoración o de un continuo movimiento, de una parte específica del cuerpo. El sujeto puede estar sentado o parado, aparentemente atento a una actividad, quizás exponiendo, dando una conferencia o cerrando una entrevista de trabajo, pero en el interior se desmorona porque siente espasmos que no le permiten mantener la calma.

Hay una conexión tripartita en la función humana; el individuo realiza un quehacer automático en una fábrica, empaca en una tienda comercial o supermercado, solicita y recibe pedidos de folletos, vende, arregla coches, atiende llamadas telefónicas o lidera a un conjunto de maestros. Cada cargo requiere de una repetición, la cual fue inculcada por una enseñanza y al final, se convierte en un aprendizaje robótico.

Posteriormente, en la ejecución de la tarea a seguir como la práctica ya está adherida a la costumbre laboral o estudiantil, surge la capacidad de maquinar,  imaginar o recordar. Entonces, el cerebro se empieza a emocionar, agitar y sobresaltar. El origen del pensamiento puede ser positivo y excitante, pero la desesperación por aguardar o rememorar ese instante es lo que empieza a provocar la ansiedad. De lo contrario, si es negativo, por la presión que gobierna al mundo de hoy y las exigencias del entorno, los sentires inquietos aumentan y ocasionan el estallido.

La conexión tripartita mencionada establece relación entre el rol automático que todos pueden adoptar, el derecho a divagar dentro de ese mismo territorio sin plena consciencia de las propias causas y el afrontamiento cuando la crisis está en el clímax.

El seguimiento de la ansiedad

Hay un sinfín de maneras de expresar la ansiedad. El detalle no es eliminarla, sino apaciguarla. Se cree que es preciso desaparecer todo mal o daño; no obstante, se torna complicado porqué los seres vivientes no se pueden desprender de sus hábitos tan rápidamente. El fumador no podría tirar su cajetilla de cigarros de un momento a otro, ni el enfermo no se cura de un día para otro. Se controla, más no se erradica.

El listado de las formas para amortiguar la ansiedad varía, según el tipo de personalidad y los intereses, pero hay acciones sencillas que podrían servir de manera general. Un ejercicio físico siempre es liberador, un deporte común como el fútbol o basquetbol, o bien, la cercanía  sexual, actividad que incluye desde lo meramente reproductivo hasta las travesuras más ensoñadas, dependiendo de la imaginación.

La lejanía de la realidad por medio de las  bellas artes es muy útil y amplia, ya que comprende a los literatos, pintores, cinéfilos, arquitectos, compositores, bailarines, entre otras ramas y profesiones. El mundo artístico es una posibilidad, no se limita, aun así es válido que si una persona ansiosa tiene un entretenimiento ajeno a lo prototípico lo ejerza, tal vez, no se atreva a practicarlo porque se trata de un fetiche o simplemente, de algo extraño. Sin embargo, tiene el derecho a realizarlo.

Por ejemplo, jugar con el yoyo o saltar la cuerda mientras se está frente a un grupo de clases, dormir en la azotea con un colchón y una cobija, acudir a un lugar abierto y solitario para gritar o maldecir como un desahogo interior, y muchas más tareas. Solamente sin lastimar a terceras personas. La ansiedad estará acechando frecuentemente, lo importante es descubrir cuáles son las herramientas para desenmascararla.

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