Y Quetzalcóatl, le dio el maíz a la humanidad
Por Arturo Ríos Ruíz
CDMX a 14 de abr. 2021.- Antes de llegar Quetzalcóatl, los aztecas comían animales, insectos y raíces. No disfrutaban los alimentos. Algo les faltaba. Empeoró todo al desaparecer los animales y las plantas no crecieron y pese a los esfuerzos de la gente, las comidas se volvían más desabridas y tristes.
Corrió el rumor de que, en las montañas, existía una planta de frutos dorados y luminosos que los podrían alimentar. Algunos se aventuraron para tratar de conseguirla, sin lograrlo. La multitud suplicó ayuda a los dioses, Quetzalcóatl se enteró y, como amaba a los hombres, se dispuso a ayudarlos.
Quetzalcóatl no intentó mover las montañas. Se inclinó por utilizar la inteligencia. Así, la Serpiente Emplumada meditó cómo a conseguir aquel alimento.
Quetzalcóatl observó a una hormiga que cargaba un grano de maíz y la interrogó. Le dijo que debía atravesar para conseguir una semilla y se hicieron amigos.
La deidad le pidió a la hormiga lo guiara para encontrar el maíz y esta accedió, pero no podía ser transitado por sujetos grandes así que el dios se convirtió en hormiga y emprendieron la odisea.
Se dice que, para llegar al maíz, la Serpiente Emplumada atravesó muchas dificultades contra depredadores, las lluvias e incluso a ser pisado por algún animal. Sin embargo, amaba tanto a su pueblo que no se rindió.
Finalmente, Quetzalcóatl regresó con los aztecas y les entregó la preciosa semilla dorada. Desde ese momento, sus creyentes las cultivaron con esmero. Desde entonces, el maíz no solo transformó la gastronomía de los hombres y se convirtió en una parte indispensable y característica de nuestra identidad.